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Bolsonaristas asaltan el Congreso, el palacio presidencial y el Supremo de Brasil

Cientos de simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro asaltan el Palacio de Planalto y la Corte Suprema, después de haber invadido antes el Congreso Nacional en actos golpistas contra Lula da Silva

Centenares de seguidores del expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, han superado la barrera policial y han entrado al Congreso brasileño este domingo en Brasilia para exigir al Ejército un golpe militar para “derrocar” al presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Los bolsonaristas, algunos con las caras tapadas, han destrozado los cristales del exterior, han entrado al Congreso y han invadido la cámara de diputados destrozando el mobiliario.

Las policías del Legislativo y de la Fuerza Nacional de Seguridad, un grupo de élite de agentes de los diferentes estados, lanzaron gases lacrimógenos para dispersar, sin éxito, a los manifestantes, que portaban banderas brasileñas y algunos estaban armados con palos.

Poco después de las 9 de la noche hora peninsular española, las autoridades brasileñas no habían podido frenar esta amenaza a la democracia brasileña de una marea de centenares de simpatizantes del excapitán del Ejército y expresidente brasileño, Jair Bolsonaro. Mientras los seguidores de Bolsonaro trataban de entrar en su despacho del Congreso, apuntaba la prensa local, Lula se encontraba este domingo en Sao Paulo en un viaje oficial.

Tras el asalto a la sede de la soberanía popular, los bolsonaristas se han dirigido al Palacio de Planalto, sede del poder ejecutivo, y el Tribunal Supremo, sede del poder judicial. Antes, el ministro de Justicia, Flávio Dino, afirmó haber mantenido contactos con los gobernadores para abordar “actos antidemocráticos” ocurridos recientemente en el país en referencia a las manifestaciones de rechazo a la toma de posesión de Lula.

Los manifestantes, la mayoría con camisetas amarillas y verdes, se habían concentrado frente al Cuartel General del Ejército, en el centro administrativo de Brasilia, y han marchado hasta la Explanada de los Ministerios, donde se han producido el primero de los asaltos de los seguidores golpistas de Bolsonaro.

Los bolsonaristas han entrado en la azotea del Congreso. Tras el asalto al Congreso, el ministro de Justicia, Flavio Dino, convocó una reunión de emergencia con los organismos de seguridad para hacer frente a las manifestaciones. Antes de la marcha, Dino aseguró que los opositores deberán esperar a las elecciones de 2026 para que Lula salga del poder. Pese a la mayor afinidad del ejército brasileño con las posiciones de Bolsonaro, en las primeras horas de la noche en España las Fuerzas Armadas brasileñas mantenían su lealtad al orden constitucional. Durante meses antes de las elecciones, Bolsonaro denunció sin pruebas un “fraude” a favor de Lula.

Los campamentos de los bolsonaristas radicales, que se han multiplicado en ciudades de todo el país, comenzaron a ser desmontados el viernes en Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, donde ocurrieron algunos disturbios. El ministro de Justicia, Flávio Dino, autorizó la actuación de la Fuerza Nacional de Seguridad, un grupo de élite de los cuerpos de Policía de todo el país que moviliza las operaciones especiales.

Bolsonaro no ha reconocido la victoria de Lula desde que el pasado 30 de octubre el líder de la izquierda venciese en la segunda vuelta de las elecciones con el 50,9% de los votos frente al 49,1% de Bolsonaro, la diferencia más ajustada desde el regreso de la democracia en 1985 tras la dictadura militar (1964-1985).

El excapitán del Ejército continúa en Orlando (EE UU) a donde viajó un día antes de la toma de posesión de Lula el pasado 1 de enero evitando otorgarle la banda presidencial, una tradición de la política brasileña. En las primeras horas de la noche hora española, Bolsonaro no se había pronunciado sobre el asalto de sus seguidores a las sedes de los tres poderes del Estado brasileño.

Los golpistas denuncian la supuesta llegada del “comunismo” a Brasil y exigen la dimisión de Lula. Desde la victoria de Lula el pasado 30 de octubre, los campamentos golpistas se han mantenido activos exigiendo un golpe militar y la “detención” de Lula.

La amenaza bolsonarista a la democracia brasileña se produce dos años después del asalto al Capitolio en Washington (EE UU) el 6 de enero de 2021 de los seguidores del expresidente estadounidense Donald Trump, referente político de Bolsonaro.

Según el diario “O Globo”, los manifestantes se concentraron en el Cuartel General del Ejército, en Brasilia, y descendieron hacia la Explanada de los Ministerios el domingo por la tarde.

“No prevalecerá” la voluntad de los bolsonaristas radicales que han invadido las sedes del Ejecutivo, del Legislativo y del Tribunal Supremo, en una manifestación golpista. Dino escribió en un mensaje de Twitter que “va a haber refuerzos” policiales y que las fuerzas que están disponibles “están actuando”.

“Este intento absurdo de imponer la voluntad por la fuerza no va a prevalecer. El Gobierno del Distrito Federal (de Brasilia) afirma que habrá refuerzos. Y las fuerzas de las que disponemos están actuando. Estoy en la sede del Ministerio de Justicia”, aseguró Dino.

Previamente, el ministro de Justicia declaró que había hablado con los gobernadores sobre los actos antidemocráticos que se estaban produciendo en todo el país y dijo que esperaba que la Policía no tuviera que actuar para contener los actos violentos de estos grupos.

“Ayer hablé con los gobernadores, incluidos los que no son de nuestro bando político. Queremos que prevalezca la Ley y que no haya delitos. Estoy en Brasilia, espero que no haya actos violentos y que la Policía no tenga que actuar. La “toma del poder” sólo puede producirse en 2026, en unas nuevas elecciones”, escribió.

Tomado de La Razón

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