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Los grandes retos de la futura primera presidenta de México

En octubre, Claudia Sheinbaum sucederá al actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, como la primera mujer al frente de México. Según los resultados preliminares del Instituto Nacional Electoral (INE), la física y doctora de 61 años obtuvo entre el 58% y el 60% de los votos. La candidata conservadora Xóchitl Gálvez quedó en segundo lugar con algo menos del 30 por ciento, lo que significa que casi el 90% de los votantes optaron por una mujer.

“En la jornada electoral del domingo se produjo un resultado histórico. Aunque en general era lo que se esperaba, sorprendió por su contundencia, especialmente en las elecciones al Congreso y locales”, afirma Florian Huber, responsable de la oficina en México de la Fundación Heinrich Böll (cercana al partido alemán Los Verdes), en entrevista con DW.

Unas elecciones mexicanas colosales con nuevas mayorías
El domingo, México no sólo votó para elegir presidente. También votaron casi 100 millones de personas en las mayores elecciones de la historia del país para elegir al Congreso, los gobiernos de nueve estados federales y más de 20.000 cargos públicos. Según los resultados preliminares, el partido de Sheinbaum, Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), logró una mayoría de dos tercios en la Cámara de Diputados y va justo por delante en el Senado.

La futura jefa de Estado obtuvo, por tanto, un resultado mucho mejor que el de su mentor político hace seis años. Andrés Manuel López Obrador, apodado AMLO, gozó de gran popularidad hasta poco antes del final de su mandato, con índices de aprobación en torno al 60%. Así que la mayoría de los observadores suponen que Sheinbaum será la primera en intentar salir de la sombra política de su predecesor. “Con este resultado, Sheinbaum, a quien se considera orientada a objetivos y resultados, puede asumir el legado de López Obrador políticamente fortalecida y segura de sí misma”, subraya Florian Huber.

¿Podrá Sheinbaum como jefa de Estado cambiar la Constitución a su antojo? Hans Blomeier, jefe de la sede en México de la Fundación Konrad Adenauer (vinculada a la Unión Demócrata Cristiana, CDU), ve ese peligro: “Dada la probable mayoría en el Congreso, eso sería sencillo de hacer. Lo que esto signifique para el estado de la democracia mexicana está por verse, y depende de la agenda política concreta del nuevo gobierno”, explica en entrevista con DW. La cuestión crucial es si Claudia Sheinbaum abordará los problemas de seguridad interior, economía, energía y sanidad, o simplemente continuará las políticas de López Obrador.

Violencia y delincuencia
México sufre desde hace años un alto nivel de delincuencia, sobre todo a manos de los cárteles de la droga. En su campaña electoral, Sheinbaum prometió mejorar la situación de seguridad y restablecer la confianza de la población en las instituciones del Estado.

Según cifras oficiales, el año pasado murieron 1.890 personas en enfrentamientos entre cárteles del narcotráfico. Desde el inicio de una controvertida operación militar contra ellos, en 2006, más de 450.000 personas han muerto en el país, y se estima que otras 100.000 están desaparecidas.

Inevitable apertura de la política exterior
El mandato de López Obrador se caracterizó por una notable abstinencia autoimpuesta de la política exterior, y sólo visitó un país de habla no hispana: Estados Unidos. Otro viaje al extranjero en 2021 lo llevó a Centroamérica: a Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y Cuba.

Sheinbaum se alejará de esta política exterior más bien aislacionista, opina Günther Maihold, experto en México del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín. “Es probable que las relaciones con EE. UU. sean difíciles, independientemente de quién gane las elecciones presidenciales en noviembre”, opina.

Por otro lado, mirando a Europa, se quiere modernizar su acuerdo de libre comercio. Esto “requerirá sin duda también una distensión de las relaciones entre España y México”, señala Maihold.

Estilo de gobierno: tecnocrático en lugar de apresurado
El presidente saliente defendía un estilo de gobierno polarizador y agresivo. En sus conferencias de prensa diarias, monologaba durante horas sobre los supuestos éxitos de su gobierno y le gustaba atacar a sus críticos, ya fueran periodistas, ecologistas, intelectuales o activistas de derechos humanos. Con Sheinbaum, México parece tener ahora una líder más tranquila y reservada.

“Inicialmente, es probable que Sheinbaum practique un estilo de gobierno mucho más tecnocrático que López Obrador», explica Günther Maihold a DW. De hecho, podría gobernar sin contrapesos si su partido obtiene la mayoría absoluta en ambas cámaras del Parlamento. “Eso debería facilitarle salir de la sombra de López Obrador y desarrollar su propio perfil con mayor independencia”.

Florian Huber, de la Fundación Heinrich Böll, también expresa esperanzas similares: “En su discurso luego del triunfo electoral, Scheinbaum también envió señales de reconciliación tras la fuerte polarización que vive el país”, dice. Sheinbaum dijo que quería gobernar para todos en México. “Queda por ver cómo planea implementar esto a partir de octubre”.”Queda por verse cómo lo llevará a la práctica a partir de octubre”, concluye Huber.

Tomado de DW

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