Tras su ataque a Israel del 7 de octubre y su resistencia ante la ofensiva en Gaza, el respaldo a Hamás se triplica entre los palestinos de Cisjordania, hartos de la larga colonización israelí y del autoritarismo y corrupción de una Autoridad Nacional Palestina (ANP) que consideran títere de Israel.
“No me gusta su ideología religiosa, pero apoyo a Hamás porque fue el único que ha dado un golpe a Israel”, dice a EFE Maram, palestina en su veintena y residente en Ramala -capital de facto de la ANP-, donde las simpatías al grupo islamista tras casi tres meses de guerra en Gaza se perciben incluso entre seculares y progresistas.
Últimos sondeos
Según el último sondeo en diciembre del Centro Palestino para la Investigación Política, “el apoyo a Hamás se ha más que triplicado en Cisjordania en comparación con tres meses atrás”, en un contexto de fuerte tensión en este territorio, bajo ocupación militar israelí desde 1967, y que vive los tiempos más mortíferos y violentos con Israel desde los años de plomo de la Segunda Intifada (2000-2005).
Triunfo simbólico para muchos palestinos
Frustrados por la creciente colonización israelí, el aumento de la violencia de los colonos judíos, las incursiones diarias del Ejército con arrestos y muertos, o el proyecto fallido de un Estado independiente, el ataque sorpresa de Hamás a Israel fue visto como un triunfo simbólico para muchos palestinos, donde en los últimos años han surgido nuevos grupos armados, incluso sin afiliación a facciones políticas o a milicias tradicionales.
“Hamás puso de nuevo en la agenda internacional la cuestión palestina, cada vez más olvidada”, comenta Maram, quien no quiere dar su apellido y participa estos días en protestas en solidaridad con los palestinos de Gaza en Ramala.
Esta urbe, pese a ser feudo de la ANP -enfrentada con Hamás desde que tomó el poder de Gaza en 2007- ve cómo gente sale ahora a la calle ondeando sin tapujos banderas verdes del grupo islamista.
La ANP, cada vez más deslegitimada
Todo ello, mientras la ANP -dominada por el partido oficialista Fatah del presidente, Mahmud Abás- está cada vez más deslegitimada por años de prácticas corruptas y falta de democracia, lo que hizo que fuera perdiendo incluso control de ciertas zonas de Cisjordania.
A esto se suma la percepción de que Abás y la ANP obedecen a los intereses de Israel por sus pactos de cooperación con el Estado judío, sobre todo en Seguridad e Inteligencia. Estos siguen vigentes desde los Acuerdos de Oslo (1993-95), y por ahora no los han roto.
Mientras la popularidad de Hamás aumenta, el 68% de población cisjordana cree que la ANP es “una carga”, los favorables a su disolución superan el 60% y más del 90% quiere la dimisión de Abás, lo que marca una tendencia al alza desde hace años cada vez más acusada.
Por otro lado, el apoyo a la lucha armada es de más del 70% en Cisjordania, síntoma de que el frágil statu quo que imperó años atrás en la zona va en caída libre.
Tomado de EFE